"REMENBRANZA Y AÑORANZA CAJATAMBINA"
Foto: "Cuchichaca" (Marisol P.)
En el transcurso del relimpio de la acequia empezaban los juegos y la exteriorización de los sentimientos de amor por parte de los jóvenes y de las jovencitas, que muchas veces terminaban con la elección de su pareja. Al finalizar esta faena en horas de la tarde, habían grupos entre mujeres y varones muy emocionados que retornaban a la población. Un grupo por el camino de “ambarroco”, que al llegar a la bajada de “cashatambo”, ubicándose en la parte más empinada hacían la primera “yarahuida”, luego haciendo la segunda “Yarahuida” al llegar a “jaujina pata”, acompañado de la “Japarida” de los varones, plasmados en un ¡Huijiji…!. Igual lo hacían los que retornaban por el camino de “Huaylancana”, haciendo la primera “yarahuida” en “Huaylancana punta” para luego culminar en “yuraj gaga”, muy cerca de la entrada al pueblo, también acompañado de la “Japarida” de los varones. Lo propio lo hacían los pobladores de Astobamba y los regantes de la toma de Pusgoj – Puris. Generalmente esta “yarahuida” era cantadas entre el cruce de la acequia de “Ocopata” (ogu pata) y el camino de Cajatambo – Gorgor, que a lo lejos se escuchaban las melodiosas voces de las mujeres y la ”Japarida” de los varones que infundían profundo sentimiento de alegría expresadas a nuestra madre naturaleza.
Posteriormente, las plantas de trigo iban formando caña y floreando las espigas (de las espigas sobresalían los estambres), entonces necesitaban el segundo riego. La actividad era bien marcada por la solicitud del agua a los “alcalde de aguas” y el desplazamiento de los regantes. El final de este arduo trabajo culminaba a fines del mes de agosto y la primera quincena de septiembre en que el trigo había madurado y estaba listo para empezar la cosecha.
LA COSECHA DEL TRIGO
La cosecha de trigo “ha sido” (1) una de las tantas actividades agrícolas de la provincia, especialmente de cajatambo por la pomposidad con el que se realizaban después de un penoso y agitado trabajo dedicado al cultivo del trigo.
La cosecha de trigo demandaba de otras actividades previas; tales como:
Ø La preparación del “Lushtu” (maíz blanco pelado con ceniza); el cual era utilizado para la preparación del “mondongo” (caldo del “lushtu” que tenía como ingredientes: la panza, la tripa de carnero picados en trocitos, adrezado con ají amarrillo mirasol, palillo, comino, pimienta, cebollita china y manteca de chancho), que el día de la trilla o golpeada, a partir de las 6.00 a.m. era distribuido en una ollita con un platillo de chanca de maíz amarillo a los golpeadores y/o al trillador, a las cegadoras y a las personas allegadas a la familia que iban a participar de la faena.
Ø La preparación de la “Chicha de jora” popularmente llamada “Aswa”. Ese día desde muy temprano empezaba la faena acopiando agua a un perol grande, colocado en un fogón preparado para ese fin llamado “ashtu”; luego la persona encargada después de entibiar el agua echaba al perol de agua la harina de jora, de cebada y de maíz dejando reposar para que las harinas soltaran su sabor, proceso al que llamaban “mishquisir” (hacer endulzar); desde este momento ya sabían si la chicha iba ser de buena calidad o no. Procediendo a hervir y tomar punto (cuando en la superficie del perol una capa amarillenta llamada “nata”, y el líquido empezaba a expedir un olor característico “olor a chicha”, lo que indicaba que ya estaba listo, dejando reposar para que se enfríe y proseguir con el colado.
Foto: "La esquina de cajatambinas" (Marisol P.)
En este acto, es interesante recordar la superstición que tenían la gente de entonces; que consistía en colocar una cierta cantidad de ramas de ortiga con bastante zarcillos, con la creencia de que el “alma” o espíritu malo no lo toque la chicha; y si es que lo tocaba la chicha se aguaba (este hecho solía suceder, parece mentira, pero cierto). Al atardecer, empezaba el colado de la chicha; es decir, el “shojshuy”. En este acto, las señoras sacaban la “taca” (que era el afrecho con un poco de líquido, que a la gente le gustaba saborear; cuyo afrecho era utilizado en la preparación del “segui”, chicha de segunda calidad).
El líquido colado y frío era envasado en los toneles “borrachos” o también los llamaban “corrientes” (porque estaban en permanente fermentación); luego los tapaban herméticamente, envolviéndolos con “jergas” y nuevamente colocaban encina del tonel ramas de ortiga para que el alma no le tocara y si sucedía solían decir “alma lacmapayurgun”; es decir, el alma había metido la mano; por lo que, la chicha tomaba una textura de algo baboso y desagradable. Si no sucedía nada insólito el tercer día la chicha era cateada o saboreada por el jefe de la casa, quien daba su aprobación de la exquisitez de la chicha.
Aprovisionamiento de carne de carnero (por lo menos un carnero), carne de gallina, mínimo una docena de cuyes, papaseca, habas, col, charqui, tocino y especerías. En buena cuenta, era una preparación para un banquete.
ACTO PRINCIPAL DE LA COSECHA DE TRIGO
Todo empezaba asegurando la participación de los golpeadores o trillador, cargadores y de las cegadoras con el reparto del mondongo. Luego, el jefe de familia o la persona encargada de repartir la chicha, el ron, la coca y el cigarro, tenía que estar a las 8.00 a.m. en la “era” que días antes mandaban preparar; conforme iban llegando la gente se iban sentando a la orilla de la era para la “chacchapada”, cuya escena era muy significativa y pintoresca, donde el huno del cigarro y el sonido del “iscopuru” para saborear la coca con el “iscu” representaba el pago a la tierra por el producto que iban a cosechar. Escenas que al mismo tiempo se veía en las chacras vecinas; es decir era una festividad.
Terminado la “chacchapada”, las cegadoras y los cargadores se dirigían al trigal para preparar la primera armada de la era. Las cegadoras eran expertas y entre ellas competían procurando no ser amarradas por sus adversarias. La amarrada consistía en que las cegadoras del lado izquierdo y del derecho demostrando su habilidad y destreza a la cegadora del centro lo acorralaban dejándole en el medio. Las cegadoras iban dejando montones del trigo cegado, los cuales era recogido por los cargadores y conducido a la era para ser golpeados o trillados por caballos.
En la “era” los golpeadores formaban dos bandos colocados frente a frente en número de cuatro, seis o más (todo dependían de la extensión de la chacra o chacras) por bando, quienes utilizando sus “huarunas” empezaban a golpear el trigo profiriendo una interjección llamado la “japarida” ¡huijiji…!, dándole emoción a la faena; escuchándose el golpe sincronizado de las “huarunas” en las diferentes “eras” de las chacras que estaban cosechando, dando un colorido especial de una festividad. Y, si se trataba de una trilla con caballos, el trillador amarraba en forma ordenada a seis u ocho caballos alrededor de uno que era el tronco (caballo noble y experto en esos menesteres) al cual el trillador lo tenía jalado con una soga, y al reventar el chicote accionado por el trillador los caballos empezaban a dar vueltas alrededor del tronco pisoteando y triturando con sus cascos el trigo amontonado en la era. El trillador para alentar a los caballos les gritaba; “abre vuelo”, entonces los caballos parece que se emocionaban y empezaban a relinchar al momento de dar la vuelta en la era. Entonces los orqueteros provistos de una “orqueta” de huarango recogían a la era el trigo y la granza que eran arrojados por el casco de los caballos.
Por su parte el repartidor de chicha y ron, cada cuarto de hora les daba que beber a todos los trabajadores para que tomaran mayor interés y pongan mayor emoción a la faena; quienes se iban motivando y se tornaban más extrovertidos e inquietos poniendo en juego sus picardías y bromas que daba realce a la faena.
De esta manera, llegaba el punto culminante que era la hora del almuerzo, llamada la famosa “cuyada”, a cuya ceremonia eran invitadas sus amistades, algunas autoridades del pueblo según el caso, en otros casos, familiares residentes en Lima o Huacho viajaban especialmente para participar de este almuerzo campestre en la “era” del “wirucuy”, golpeada o trilla. En la “era” se hacía una mesa en el suelo con jergas y mantel blanco, donde se colocaba la cancha de maíz amarillo; y alrededor de dicha mesa campestre se sentaban los golpeadores, cegadores y demás peones, así como los invitados se agrupan y participaban de esta cuyada.
El primer potaje a saborear era el “guiso” rojo con carne de gallina o carnero con un sabor característico a lo cajatambino (parecido al estofado actual). El potaje de fondo el picante de cuy (cuy dorado con manteca de chancho en brasa de carbón del “ashtu”) adresado con ají mirasol seco, palillo, comino, pimienta, ajos, cebollita china; en cuyo adreso jugoso las papas eran revueltas. Este plato era servido con arroz graneado con manteca de chancho. En este ágape se brindaban como apetito el coñac, zinzano, anizado, vermuth y el clásico ron, así como la chicha de jora cajatambina. Y al final del almuerzo se realizaba una competencia que consistía en encontrar en la cabeza del cuy, el “huesito cuy” y tomarlo en una copa con ron u otro licor, y el que lograba tomarlo se hacía merecedor del premio acordado; lo cual era demasiado difícil, por que el “huesito cuy”, siempre se queda pegado en la copa. Para hacerlo pasar, tenía que ser un experto. De esta manera, los invitados con los brindis consecutivos ya estaban ebrios.
Luego de la cuyada proseguía la trillla. Las cegadoras se constituían al rastrojal para hacer la “pasapala”; es decir, el recojo de las espigas caídas al momento del cegado o cargado del trigo. Es así, que las cegadoras aprovechaban el tiempo para juntar las mejores espigas con el que formaban su “wuayuca”, retornando a la “era”; en cada estrofa de la “yarahuida” eran contestadas por la “Japarida” de los varones al unísono con una interjección “huijiji...!
Siendo las 6.00 p.m se daba por terminado la faena, momentos que las cocineras, la dueña, las señoras acompañantes y las cegadoras, motivadas por el licor bebido en el ágape, se agrupan en la “era” para hacer un coro de voces y entonar la famosa “Yarahuida” ubicándose en el lugar más empinado y dominante del paraje, dando emoción al almuerzo campestre como a la “golpeada”, “Wirucuy” o trilla. En cada estrofa de la “yarahuida” eran contestadas al unísono por la “Japarida” de los varones con una interjección “huijiji...!
Luego la comitiva, retornaban cantando la “Yarahuida” y la “Japarida” de trecho en trecho, hasta llegar a la población.
LA “YARAHUIDA”
La “yarahuida” cajatambina es una derivación del antiguo “Harawi” de los incas, canción triste, lírica, expresión sentimental del alma indígena, predispuesta a la nostalgia o dolor del pasado. Esta canción de la “yarahuida” se acostumbraba usar en Cajatambo, con ocasión de algún acontecimiento en la que intervenía los hombres del campo, así como en la cosecha del trigo, más comúnmente conocido como el “huirucuy”, “golpeada” o “trilla”. O también, cuando participaban hombres y mujeres en las faenas comunales y regresaba de ellas triunfantes, donde se recordaban de las hazañas del amor y elevaban sus plegarias por el amor que les hiciera llorar.
Esta canción quechua era entonada fuerte y efusivamente por las mujeres, como si llamaran de un cerro a otro, cuyo eco repetitivo se propagaba hasta la población, pudiéndose localizar en qué chacra se estaba realizando la cosecha del trigo o el “huirupuy”.
A continuación se hace la trascripción literal de la “yarahuida”:
YARAHUIDA EN QUECHUA YARAHUIDA EN CASTELLANO
Huagalay guambra Llora muchacha
Huagalay guambra Llora muchacha
Saisura huagaman Así podré llorar
Huambra…………! Muchacha……..!
Revantay huambra, Revienta niña
Revantay guambra Revienta niña
Vinuy botijanog, como botija de vino
Revantay guambra. Revienta niña.
¡Huijiji…….!
Jatun pariachó En el riachuelo grande
Nogalá ayurgá yo te crié
Saysura guambra por eso muchacha
Ayuraman……….! No te criara.
¡Huijiji…….!
Ayhuay, viudo, Anda viudo
Painacaramuy, péinate primero
Chinchay machaycho en la cueva de chinchay
Ayhuay yacuhuan. Péinate con agua.
¡Huijiji…….!
Condor huaman Condor, jefe, huamán
Huaman huaynun el jefe va dando vuelta
Shuyaylamay espérame……….!
Saysura guambra por eso yo quisiera
Huagalaman. Llorar.
¡Huijiji…….!
Cay cartalata apacicushgay Este encargo te mandaré
Cuyashgalaman……….! Al ser que más quiero,
Paypish huaganmi, él también llora
Nogapish huagami yo también lloro
Huilayulayni. Avísale………….!
¡Huijiji…….!
Al final de cada estrofa, los varones le acompañan con la “Japarida”, que es el grito efusivo y agudo que le da vida a esta canción como respuesta al mensaje de su amada.
Terminado el “huiruyuy” golpea o trilla, los golpeadores, cegadoras y demás personas aproximadamente 6.00 p.m. se dirigen a la casa del dueño de la trilla para comer el popular “locro” con su tocino y col acompañado del mote de maíz blanco. Para los que no retornaban a la casa o para los que se quedaban en la era “huayniando”, se les enviaba a su domicilio.
La faena no terminaba allí, sino que prosiguía con la “Huayniada” (parecido a una ronda), el cual consiste en formar dos bandos: uno de mujeres y otro de varones, quienes cogiéndose de las manos forman una ronda dando vueltas alrededor de la “era”. Esta “huayniada” tiene varias mudanzas; que al entonar una estrofa por las mujeres, es respondido por los varones con otra estrofa. Esta ronda prosigue hasta altas horas de la noche, la que concluye con la última mudanza que es el “sapallo suhuay” o robo del zapallo; en el que el varón toma a su pretendida (enamorada) la carga y desaparece en la oscuridad de la noche, con el que termina la “huayniada”.
NOTA ACLARATORIA:
(1) Cuando digo “ha sido”, me refiero para resaltar en tiempo pasado, porque en verdad el cultivo del trigo era uno de los cereales más preciados hace muchísimos años atrás, cuando el trigo crecía más de un metro sesenta o setenta de altura y tenían unas espigas de una “sesma” (medida antigua, que era la longitud entre el dedo pulgar y el dedo índice); espigas muy codiciadas por las “cegadoras”, quienes hacían su “wayunca” (un ramillete de espigas selectas) que posteriormente los exhibían en sus “huayrancas”: ¿dónde estarán aquellos tiempos?. Vivencias de mi chiquititud (HGYR).
Por Hipólito Yánac Rivera
De acuerdo a la información brindada por Hipólito Yánac el contenido de este artìculo refleja sus vivencias de mi niñez que, a la fecha han pasado al olvido. Nos complace difundir a fin de que nuestros paisanos puedan recordar la siembra del trigo, su cosecha y la "yarahuida".
EL TRIGO: SU SIEMBRA, COSECHA Y LA “YARAHUIDA”
(Recopilado y escrito por Hipólito G. Yánac Rivera)
El trigo era uno de los cereales más preciados por nuestros antepasados, muchos años atrás, ya que constituía el sustento básico de la población. El trigo, se utilizaba de diferentes formas, en variados potajes, por ejemplo: el trigo tostado, la machca, el trigo pishgui, el trigo resbalado, el trigo Capchi, el trigo pelado con ceniza “lushtu”, la harina de trigo (molido en los molinos de río cuchachaca, ya sea en el de “Antay mozo” o de Tambo “Mozo”) para elaborar el bollo, la cemita (con chicharrón o chancaca), en mazamorras de diferentes modalidades con leche o sin leche
Sembrar el trigo era una festividad en nuestra costumbre de antaño y estar dispuestos a festejar como retribución a las tierras fértiles desde “puris” hasta “Coshpocoto”, “mayúsh.” y “cashatambo”. Existía varios tipos de trigo: el mentano, el común y la aurorita y otras variedades.
Foto: "Cajatambinas" (Marisol Pinedo)
LA SIEMBRA DEL TRIGO
La siembra del trigo empezaba con las primeras lluvias del mes de octubre en que se empezaban a “barbechar” las chacras, a fin de remover la tierra y matar las malas hierbas. Entre los meses de Febrero y marzo se hacían las siembras del trigo; para lo cual se utilizaban un par de bueyes, llamados “Yuntas”, a los que se “uncían” un yugo de madera entre los cuernos de los bueyes, los que tenía que jalar un pesado “arado” de madera y una “reja” de hiero amarrado con una soga de cuero de res llamado “cuyunta”.
La siembra empezaba entre las 8.30 a 9.00 a.m., cuando el “gañán” llegaba a la chacra cargado su arado o sino cargando en un burro si la distancia era lejos (puris, laquear, parientana, querochcay) o de acuerdo a las posibilidades del gañán o el dueño de la chacra. Para empezar, el gañán, la “botadora”, el “guiador” y los “rapadores” se sentaban haciendo un pequeño ruedo para realizar la “chacchapada” que consistía en masticar hojas de coca formando una bola en la cavidad bucal, el cual era zasonado con cal mediante el “shulu” un dispositivo que el gañán llevaba en su “iscopuro” dentro de su “Huallqui”, se fuman dos cigarros nacional o inca; acto en el cual los gañanes se “chacchapaban”; es decir, entre el uno y el otro, pretendían ser los mejores para terminar su jornada sin contratiempos y que al otro le suceda algo inesperado como: romperse el arado, el timón, o que los bueyes se cansen, a fin de que no termine el trabajo. “Sortilegios” que se hacían realidad parece mentira; acto que muchas veces se convertían en “enconos” entre los gañanes. El trabajo proseguía entre pequeñas interjecciones de: ceja, media vuelta, arriba, abajo, hincha huevo, tira adelante, jala cholo, rompe raya, ¡sooo…!.
A mitad de la jornada llegaba la “uchupa” almuerzo que consistía generalmente en picante de cuy o guiso de carne de res o carnero y mote de habas con maíz blanco o cancha. Terminado la “uchupada”, nuevamente hacían la “chacchapada” para luego terminar la jornada entre 5.00 a 5.30 p.m.. El gañán sacaba el arado del yugo, y con sumo cuidado tenía que soltar a los bueyes que se encontraban “uncidos” al yugo, a fin que no se peleen al momento de separarse. Los toros como símbolo de triunfo empezaban a “mugir” escarbando la tierra con sus manos, echándose tierra al lomo; y si se encontraban con otros toros empezaba la pelea, que era muy divertido, resultando ganador el más valiente, haciendo correr al adversario.
Luego de un mes, el trigo ya había germinado y tenía que hacerse el deshierbo que consistía en sacar las malas hierbas, faena que demandaba el trabajo de señoras, señoritas o jovencitos que duraba varios días. Posteriormente venía el primer riego en el mes de mayo, para lo cual, los regantes tenían que hacer el relimpio de los “Huampus” o tomas de sus chacras, así como la faena del relimpio de la toma de “Huaylashtoclanca” (fuente de abastecimiento para todas las tomas), acto apoteósico donde participaban generalmente jovencitas solteras y jóvenes solteros. Las mujeres llevaban la “uchupa” (potajes deliciosos) envuelto en manteles bordados con sedas de colores las que exhibían al momento de compartir con sus allegados.
(Recopilado y escrito por Hipólito G. Yánac Rivera)
El trigo era uno de los cereales más preciados por nuestros antepasados, muchos años atrás, ya que constituía el sustento básico de la población. El trigo, se utilizaba de diferentes formas, en variados potajes, por ejemplo: el trigo tostado, la machca, el trigo pishgui, el trigo resbalado, el trigo Capchi, el trigo pelado con ceniza “lushtu”, la harina de trigo (molido en los molinos de río cuchachaca, ya sea en el de “Antay mozo” o de Tambo “Mozo”) para elaborar el bollo, la cemita (con chicharrón o chancaca), en mazamorras de diferentes modalidades con leche o sin leche
Sembrar el trigo era una festividad en nuestra costumbre de antaño y estar dispuestos a festejar como retribución a las tierras fértiles desde “puris” hasta “Coshpocoto”, “mayúsh.” y “cashatambo”. Existía varios tipos de trigo: el mentano, el común y la aurorita y otras variedades.
Foto: "Cajatambinas" (Marisol Pinedo)
LA SIEMBRA DEL TRIGO
La siembra del trigo empezaba con las primeras lluvias del mes de octubre en que se empezaban a “barbechar” las chacras, a fin de remover la tierra y matar las malas hierbas. Entre los meses de Febrero y marzo se hacían las siembras del trigo; para lo cual se utilizaban un par de bueyes, llamados “Yuntas”, a los que se “uncían” un yugo de madera entre los cuernos de los bueyes, los que tenía que jalar un pesado “arado” de madera y una “reja” de hiero amarrado con una soga de cuero de res llamado “cuyunta”.
La siembra empezaba entre las 8.30 a 9.00 a.m., cuando el “gañán” llegaba a la chacra cargado su arado o sino cargando en un burro si la distancia era lejos (puris, laquear, parientana, querochcay) o de acuerdo a las posibilidades del gañán o el dueño de la chacra. Para empezar, el gañán, la “botadora”, el “guiador” y los “rapadores” se sentaban haciendo un pequeño ruedo para realizar la “chacchapada” que consistía en masticar hojas de coca formando una bola en la cavidad bucal, el cual era zasonado con cal mediante el “shulu” un dispositivo que el gañán llevaba en su “iscopuro” dentro de su “Huallqui”, se fuman dos cigarros nacional o inca; acto en el cual los gañanes se “chacchapaban”; es decir, entre el uno y el otro, pretendían ser los mejores para terminar su jornada sin contratiempos y que al otro le suceda algo inesperado como: romperse el arado, el timón, o que los bueyes se cansen, a fin de que no termine el trabajo. “Sortilegios” que se hacían realidad parece mentira; acto que muchas veces se convertían en “enconos” entre los gañanes. El trabajo proseguía entre pequeñas interjecciones de: ceja, media vuelta, arriba, abajo, hincha huevo, tira adelante, jala cholo, rompe raya, ¡sooo…!.
A mitad de la jornada llegaba la “uchupa” almuerzo que consistía generalmente en picante de cuy o guiso de carne de res o carnero y mote de habas con maíz blanco o cancha. Terminado la “uchupada”, nuevamente hacían la “chacchapada” para luego terminar la jornada entre 5.00 a 5.30 p.m.. El gañán sacaba el arado del yugo, y con sumo cuidado tenía que soltar a los bueyes que se encontraban “uncidos” al yugo, a fin que no se peleen al momento de separarse. Los toros como símbolo de triunfo empezaban a “mugir” escarbando la tierra con sus manos, echándose tierra al lomo; y si se encontraban con otros toros empezaba la pelea, que era muy divertido, resultando ganador el más valiente, haciendo correr al adversario.
Luego de un mes, el trigo ya había germinado y tenía que hacerse el deshierbo que consistía en sacar las malas hierbas, faena que demandaba el trabajo de señoras, señoritas o jovencitos que duraba varios días. Posteriormente venía el primer riego en el mes de mayo, para lo cual, los regantes tenían que hacer el relimpio de los “Huampus” o tomas de sus chacras, así como la faena del relimpio de la toma de “Huaylashtoclanca” (fuente de abastecimiento para todas las tomas), acto apoteósico donde participaban generalmente jovencitas solteras y jóvenes solteros. Las mujeres llevaban la “uchupa” (potajes deliciosos) envuelto en manteles bordados con sedas de colores las que exhibían al momento de compartir con sus allegados.
Foto: "Cuchichaca" (Marisol P.)
En el transcurso del relimpio de la acequia empezaban los juegos y la exteriorización de los sentimientos de amor por parte de los jóvenes y de las jovencitas, que muchas veces terminaban con la elección de su pareja. Al finalizar esta faena en horas de la tarde, habían grupos entre mujeres y varones muy emocionados que retornaban a la población. Un grupo por el camino de “ambarroco”, que al llegar a la bajada de “cashatambo”, ubicándose en la parte más empinada hacían la primera “yarahuida”, luego haciendo la segunda “Yarahuida” al llegar a “jaujina pata”, acompañado de la “Japarida” de los varones, plasmados en un ¡Huijiji…!. Igual lo hacían los que retornaban por el camino de “Huaylancana”, haciendo la primera “yarahuida” en “Huaylancana punta” para luego culminar en “yuraj gaga”, muy cerca de la entrada al pueblo, también acompañado de la “Japarida” de los varones. Lo propio lo hacían los pobladores de Astobamba y los regantes de la toma de Pusgoj – Puris. Generalmente esta “yarahuida” era cantadas entre el cruce de la acequia de “Ocopata” (ogu pata) y el camino de Cajatambo – Gorgor, que a lo lejos se escuchaban las melodiosas voces de las mujeres y la ”Japarida” de los varones que infundían profundo sentimiento de alegría expresadas a nuestra madre naturaleza.
Posteriormente, las plantas de trigo iban formando caña y floreando las espigas (de las espigas sobresalían los estambres), entonces necesitaban el segundo riego. La actividad era bien marcada por la solicitud del agua a los “alcalde de aguas” y el desplazamiento de los regantes. El final de este arduo trabajo culminaba a fines del mes de agosto y la primera quincena de septiembre en que el trigo había madurado y estaba listo para empezar la cosecha.
LA COSECHA DEL TRIGO
La cosecha de trigo “ha sido” (1) una de las tantas actividades agrícolas de la provincia, especialmente de cajatambo por la pomposidad con el que se realizaban después de un penoso y agitado trabajo dedicado al cultivo del trigo.
La cosecha de trigo demandaba de otras actividades previas; tales como:
Ø La preparación del “Lushtu” (maíz blanco pelado con ceniza); el cual era utilizado para la preparación del “mondongo” (caldo del “lushtu” que tenía como ingredientes: la panza, la tripa de carnero picados en trocitos, adrezado con ají amarrillo mirasol, palillo, comino, pimienta, cebollita china y manteca de chancho), que el día de la trilla o golpeada, a partir de las 6.00 a.m. era distribuido en una ollita con un platillo de chanca de maíz amarillo a los golpeadores y/o al trillador, a las cegadoras y a las personas allegadas a la familia que iban a participar de la faena.
Ø La preparación de la “Chicha de jora” popularmente llamada “Aswa”. Ese día desde muy temprano empezaba la faena acopiando agua a un perol grande, colocado en un fogón preparado para ese fin llamado “ashtu”; luego la persona encargada después de entibiar el agua echaba al perol de agua la harina de jora, de cebada y de maíz dejando reposar para que las harinas soltaran su sabor, proceso al que llamaban “mishquisir” (hacer endulzar); desde este momento ya sabían si la chicha iba ser de buena calidad o no. Procediendo a hervir y tomar punto (cuando en la superficie del perol una capa amarillenta llamada “nata”, y el líquido empezaba a expedir un olor característico “olor a chicha”, lo que indicaba que ya estaba listo, dejando reposar para que se enfríe y proseguir con el colado.
Foto: "La esquina de cajatambinas" (Marisol P.)
En este acto, es interesante recordar la superstición que tenían la gente de entonces; que consistía en colocar una cierta cantidad de ramas de ortiga con bastante zarcillos, con la creencia de que el “alma” o espíritu malo no lo toque la chicha; y si es que lo tocaba la chicha se aguaba (este hecho solía suceder, parece mentira, pero cierto). Al atardecer, empezaba el colado de la chicha; es decir, el “shojshuy”. En este acto, las señoras sacaban la “taca” (que era el afrecho con un poco de líquido, que a la gente le gustaba saborear; cuyo afrecho era utilizado en la preparación del “segui”, chicha de segunda calidad).
El líquido colado y frío era envasado en los toneles “borrachos” o también los llamaban “corrientes” (porque estaban en permanente fermentación); luego los tapaban herméticamente, envolviéndolos con “jergas” y nuevamente colocaban encina del tonel ramas de ortiga para que el alma no le tocara y si sucedía solían decir “alma lacmapayurgun”; es decir, el alma había metido la mano; por lo que, la chicha tomaba una textura de algo baboso y desagradable. Si no sucedía nada insólito el tercer día la chicha era cateada o saboreada por el jefe de la casa, quien daba su aprobación de la exquisitez de la chicha.
Aprovisionamiento de carne de carnero (por lo menos un carnero), carne de gallina, mínimo una docena de cuyes, papaseca, habas, col, charqui, tocino y especerías. En buena cuenta, era una preparación para un banquete.
ACTO PRINCIPAL DE LA COSECHA DE TRIGO
Todo empezaba asegurando la participación de los golpeadores o trillador, cargadores y de las cegadoras con el reparto del mondongo. Luego, el jefe de familia o la persona encargada de repartir la chicha, el ron, la coca y el cigarro, tenía que estar a las 8.00 a.m. en la “era” que días antes mandaban preparar; conforme iban llegando la gente se iban sentando a la orilla de la era para la “chacchapada”, cuya escena era muy significativa y pintoresca, donde el huno del cigarro y el sonido del “iscopuru” para saborear la coca con el “iscu” representaba el pago a la tierra por el producto que iban a cosechar. Escenas que al mismo tiempo se veía en las chacras vecinas; es decir era una festividad.
Terminado la “chacchapada”, las cegadoras y los cargadores se dirigían al trigal para preparar la primera armada de la era. Las cegadoras eran expertas y entre ellas competían procurando no ser amarradas por sus adversarias. La amarrada consistía en que las cegadoras del lado izquierdo y del derecho demostrando su habilidad y destreza a la cegadora del centro lo acorralaban dejándole en el medio. Las cegadoras iban dejando montones del trigo cegado, los cuales era recogido por los cargadores y conducido a la era para ser golpeados o trillados por caballos.
En la “era” los golpeadores formaban dos bandos colocados frente a frente en número de cuatro, seis o más (todo dependían de la extensión de la chacra o chacras) por bando, quienes utilizando sus “huarunas” empezaban a golpear el trigo profiriendo una interjección llamado la “japarida” ¡huijiji…!, dándole emoción a la faena; escuchándose el golpe sincronizado de las “huarunas” en las diferentes “eras” de las chacras que estaban cosechando, dando un colorido especial de una festividad. Y, si se trataba de una trilla con caballos, el trillador amarraba en forma ordenada a seis u ocho caballos alrededor de uno que era el tronco (caballo noble y experto en esos menesteres) al cual el trillador lo tenía jalado con una soga, y al reventar el chicote accionado por el trillador los caballos empezaban a dar vueltas alrededor del tronco pisoteando y triturando con sus cascos el trigo amontonado en la era. El trillador para alentar a los caballos les gritaba; “abre vuelo”, entonces los caballos parece que se emocionaban y empezaban a relinchar al momento de dar la vuelta en la era. Entonces los orqueteros provistos de una “orqueta” de huarango recogían a la era el trigo y la granza que eran arrojados por el casco de los caballos.
Por su parte el repartidor de chicha y ron, cada cuarto de hora les daba que beber a todos los trabajadores para que tomaran mayor interés y pongan mayor emoción a la faena; quienes se iban motivando y se tornaban más extrovertidos e inquietos poniendo en juego sus picardías y bromas que daba realce a la faena.
De esta manera, llegaba el punto culminante que era la hora del almuerzo, llamada la famosa “cuyada”, a cuya ceremonia eran invitadas sus amistades, algunas autoridades del pueblo según el caso, en otros casos, familiares residentes en Lima o Huacho viajaban especialmente para participar de este almuerzo campestre en la “era” del “wirucuy”, golpeada o trilla. En la “era” se hacía una mesa en el suelo con jergas y mantel blanco, donde se colocaba la cancha de maíz amarillo; y alrededor de dicha mesa campestre se sentaban los golpeadores, cegadores y demás peones, así como los invitados se agrupan y participaban de esta cuyada.
El primer potaje a saborear era el “guiso” rojo con carne de gallina o carnero con un sabor característico a lo cajatambino (parecido al estofado actual). El potaje de fondo el picante de cuy (cuy dorado con manteca de chancho en brasa de carbón del “ashtu”) adresado con ají mirasol seco, palillo, comino, pimienta, ajos, cebollita china; en cuyo adreso jugoso las papas eran revueltas. Este plato era servido con arroz graneado con manteca de chancho. En este ágape se brindaban como apetito el coñac, zinzano, anizado, vermuth y el clásico ron, así como la chicha de jora cajatambina. Y al final del almuerzo se realizaba una competencia que consistía en encontrar en la cabeza del cuy, el “huesito cuy” y tomarlo en una copa con ron u otro licor, y el que lograba tomarlo se hacía merecedor del premio acordado; lo cual era demasiado difícil, por que el “huesito cuy”, siempre se queda pegado en la copa. Para hacerlo pasar, tenía que ser un experto. De esta manera, los invitados con los brindis consecutivos ya estaban ebrios.
Luego de la cuyada proseguía la trillla. Las cegadoras se constituían al rastrojal para hacer la “pasapala”; es decir, el recojo de las espigas caídas al momento del cegado o cargado del trigo. Es así, que las cegadoras aprovechaban el tiempo para juntar las mejores espigas con el que formaban su “wuayuca”, retornando a la “era”; en cada estrofa de la “yarahuida” eran contestadas por la “Japarida” de los varones al unísono con una interjección “huijiji...!
Siendo las 6.00 p.m se daba por terminado la faena, momentos que las cocineras, la dueña, las señoras acompañantes y las cegadoras, motivadas por el licor bebido en el ágape, se agrupan en la “era” para hacer un coro de voces y entonar la famosa “Yarahuida” ubicándose en el lugar más empinado y dominante del paraje, dando emoción al almuerzo campestre como a la “golpeada”, “Wirucuy” o trilla. En cada estrofa de la “yarahuida” eran contestadas al unísono por la “Japarida” de los varones con una interjección “huijiji...!
Luego la comitiva, retornaban cantando la “Yarahuida” y la “Japarida” de trecho en trecho, hasta llegar a la población.
LA “YARAHUIDA”
La “yarahuida” cajatambina es una derivación del antiguo “Harawi” de los incas, canción triste, lírica, expresión sentimental del alma indígena, predispuesta a la nostalgia o dolor del pasado. Esta canción de la “yarahuida” se acostumbraba usar en Cajatambo, con ocasión de algún acontecimiento en la que intervenía los hombres del campo, así como en la cosecha del trigo, más comúnmente conocido como el “huirucuy”, “golpeada” o “trilla”. O también, cuando participaban hombres y mujeres en las faenas comunales y regresaba de ellas triunfantes, donde se recordaban de las hazañas del amor y elevaban sus plegarias por el amor que les hiciera llorar.
Esta canción quechua era entonada fuerte y efusivamente por las mujeres, como si llamaran de un cerro a otro, cuyo eco repetitivo se propagaba hasta la población, pudiéndose localizar en qué chacra se estaba realizando la cosecha del trigo o el “huirupuy”.
A continuación se hace la trascripción literal de la “yarahuida”:
YARAHUIDA EN QUECHUA YARAHUIDA EN CASTELLANO
Huagalay guambra Llora muchacha
Huagalay guambra Llora muchacha
Saisura huagaman Así podré llorar
Huambra…………! Muchacha……..!
Revantay huambra, Revienta niña
Revantay guambra Revienta niña
Vinuy botijanog, como botija de vino
Revantay guambra. Revienta niña.
¡Huijiji…….!
Jatun pariachó En el riachuelo grande
Nogalá ayurgá yo te crié
Saysura guambra por eso muchacha
Ayuraman……….! No te criara.
¡Huijiji…….!
Ayhuay, viudo, Anda viudo
Painacaramuy, péinate primero
Chinchay machaycho en la cueva de chinchay
Ayhuay yacuhuan. Péinate con agua.
¡Huijiji…….!
Condor huaman Condor, jefe, huamán
Huaman huaynun el jefe va dando vuelta
Shuyaylamay espérame……….!
Saysura guambra por eso yo quisiera
Huagalaman. Llorar.
¡Huijiji…….!
Cay cartalata apacicushgay Este encargo te mandaré
Cuyashgalaman……….! Al ser que más quiero,
Paypish huaganmi, él también llora
Nogapish huagami yo también lloro
Huilayulayni. Avísale………….!
¡Huijiji…….!
Al final de cada estrofa, los varones le acompañan con la “Japarida”, que es el grito efusivo y agudo que le da vida a esta canción como respuesta al mensaje de su amada.
Terminado el “huiruyuy” golpea o trilla, los golpeadores, cegadoras y demás personas aproximadamente 6.00 p.m. se dirigen a la casa del dueño de la trilla para comer el popular “locro” con su tocino y col acompañado del mote de maíz blanco. Para los que no retornaban a la casa o para los que se quedaban en la era “huayniando”, se les enviaba a su domicilio.
La faena no terminaba allí, sino que prosiguía con la “Huayniada” (parecido a una ronda), el cual consiste en formar dos bandos: uno de mujeres y otro de varones, quienes cogiéndose de las manos forman una ronda dando vueltas alrededor de la “era”. Esta “huayniada” tiene varias mudanzas; que al entonar una estrofa por las mujeres, es respondido por los varones con otra estrofa. Esta ronda prosigue hasta altas horas de la noche, la que concluye con la última mudanza que es el “sapallo suhuay” o robo del zapallo; en el que el varón toma a su pretendida (enamorada) la carga y desaparece en la oscuridad de la noche, con el que termina la “huayniada”.
NOTA ACLARATORIA:
(1) Cuando digo “ha sido”, me refiero para resaltar en tiempo pasado, porque en verdad el cultivo del trigo era uno de los cereales más preciados hace muchísimos años atrás, cuando el trigo crecía más de un metro sesenta o setenta de altura y tenían unas espigas de una “sesma” (medida antigua, que era la longitud entre el dedo pulgar y el dedo índice); espigas muy codiciadas por las “cegadoras”, quienes hacían su “wayunca” (un ramillete de espigas selectas) que posteriormente los exhibían en sus “huayrancas”: ¿dónde estarán aquellos tiempos?. Vivencias de mi chiquititud (HGYR).
Excelente profesor Hipólito, sencillamente excelente. Interesante la manera de recrear el legado cultural de nuestro pueblo que lamentablemente no hemos sabido conservar. Siga publicando profesor Hipólito. De baluartes como Ud. espera nuestro pueblo.
ResponderEliminarSaludos, Aristóteles Requejo